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La viajera

Espejo roto.

Espejo roto.

Los espejos siempre conservan el reflejo, de los rostros que en ellos se miraron.
Guardan tantas caras..., tantas lágrimas...,tantas sonrisas...
Me acerco y sobre el fiel reflejo toco cada una de mis arrugas.
Me pregunto cuando empezaron a salir las primeras?.
Pero hace ya tanto de eso, que ni lo recuerdo, ni me importa.
Están ahí ,y cada una de ellas me habla de batallas vividas ,pasadas.
De noches en vela esperando en la ventana, y de sonrisas y risas interminables,que también las hubo.
Los ojos hoy aparecen hundidos sobre ojeras de cansancio.
Hoy tengo una de esas miradas lejanas,distantes, ni yo misma la podría seguir.

Sigo mirándome al espejo, mientras mis manos se acercan a la superficie plana y fría.
Intento dibujar una pequeña sonrisa con mis dedos, hablarme, darme ánimos y cabrearme.
Estoy en mi drecho a cabrearme conmigo misma, con el mundo, con lo que me rodea.
Hoy me voy a dar ese privilegio.
Cerraré los puños, golpearé la mesa, daré puñetazos al aire si es neceario.
Y partiré ese reflejo absurdo que está frente a mí.

Pequeños y grandes cristales se deshacen y desparraman por la estancia.
Algunos se han quedado en mis nudillos,lo que hace, que la sangre salga en gotitas, lentamente.
Otros me han hecho una herida un poco más grande, pero nada de cuidado.
Intento quitar algunos que se han quedado incrustados.
Pero en realidad ,eso es lo que menos me importa en estos momentos.

Mi rostro queda resquebrajado. Y en cada trozo de espejo va una parte de mí.
Quiero pegarlo todo, quiero que todo vuelva a ser como antes.
Por qué no puede haber marcha atrás?.
Por qué no se puede volver al principio y comenzar de nuevo?.
Los errores cometidos nos enseñan,pero nada se puede hacer con las cicatrices de cada caída.

Cojo una bolsa de basura y meto cada trozo pacientemente,como si me estuviera enterrando a mí misma.
En cada uno hay algo que me pertenece, algo que se ha roto junto al resto.
Si todo se pudiera triturar, reciclar...
Si un árbol caído pudiera volver a levantarse y seguir creciendo?.
Pero hay cosas imposibles.

Los corazones son como los espejos.También se rompen.
Pero a los primeros no se les puede meter en una bolsa de basura.
Y cada trozo se no clava en el alma, en la piel,en la sonrisa.
Es entonces cuando la mirada se vuelve huidiza,profunda, lejana...

Sé que es difícil comprender ciertas cosas, más aún, cuando no se viaja en la misma nave.
Quién si no, sabe más de las tempestades del mar...Sólo aquéllos que, intentan enderezar el timón ante el fuerte viento, una y otra vez.
Desde fuera y a lo lejos todo parece más o menos calmo.
Pero en alta mar los envites de las olas, la lluvia, los gritos de los marineros...
El frío,la noche...
Todo es un ir y venir, una contínua lucha.
Y eso... ,eso solo lo saben los que van a bordo.
Y si alguién quisiera contarlo con toda fidelidad. Relatando cada hecho, cada minuto,incluso escribiéndolo en un diario.
Nunca podrá ser igual como el haberlo vivido,día a día, minuto a minuto.

Me quedé con un trozo de espejo en mi mano, y me lo puse frente a la cara.
Pero sólo conseguía verme un ojo, o una parte de mi boca,o un trozo de mejilla,o una ceja.
Y al final pensé...
En realidad estamos hechos de pequeños trozos, y cada uno acaban cumpliendo una función determinada.
Después el conjunto podrá ser más o menos agradable a la vista,pero son los pequeños trozos los que más importan.
Cada parte tiene una función, aunque sea el conjunto de todas, las que nos haga ser como somos.
Que ocurre cuando se rompe un trozo de corazón?.
Pués ocurriría que ya el conjunto en sí habrá cambiado.
Que ocurre cuando tenemos que andar, en la oscuridad durante largo tiempo?.
Sencillamente que cuando saliéramos a la luz, nuestra mirada siempre conservaría un halo de tristeza, de oscuridad.
Y así sucesivamente.
Conservar el conjunto intacto es del todo imposible, siempre hay un trozo que se parte.
Pero siempre debemos conservar aquéllo, que nos hace a cada uno ser únicos.
Nuestro yo.
Ese que es insobornable. Rebelde. Esencial para seguir siendo lo que somos desde siempre, sin importarle el tiempo pasado, ni las guerras perdidas.
Los caminos de la vida y sus muros nos pueden volver ausentes, lejanos, solitarios.
Pero no nos pueden cambiar nuestra esencia.
Entonces habríamos perdido la batalla y parte de la guerra.
Y de alguna manera hay que seguir luchando, aún sin luchar.
Por uno mismo, por los que nos necesitan.

Hay veces que hay que cortar la cuerda y dejar la nave a la deriva.
Puede que sea la única manera de que llegue a buén puerto.
Después de mil tempestades ,los brazos quedan doloridos de sujetar el timón.
Los ojos se empequeñecen de querer mirar más allá, buscando tal vez un milagro que nuca llegará.
Más que nada porque los milagros no existen.
La boca se agranda para respirar el aire, que le falta no a tus pulomoners, sino a tu alma.
Y así llegas hasta la orilla .Te tumbas en la arena, y suspendido en la nada con la mente en blanco,te quedas en el silencio y la soledad más absoluta.
Puede que mañana la mar esté en calma, el cielo sea azul y los vientos favorables.

Mientras...

He bajado las persianas,he cerrado las ventanas y me he echado sobre el sofá.
Desconectaré el teléfono, apagaré la luz y me quedaré dormida hasta que todo acabe.
Pero también sé que eso es imposible.

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