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La viajera

Sentir un poco de paz.

Sentir un poco de paz.

Ya no recuerda ni su nombre. Ni la voz que en las mañanas la despertaba,susurrándole al oído cuánto la quería.

Su rostro quedó envuelto en una fina niebla, en la que solo su mirada la seguía enamorando.

Quedó atrapada cual mariposa, en la tela de araña.

Sus alas le pertenceían a él.

Le pertenecían al igual que su alma, su cuerpo y su corazón.

Dejó que la música la llenara entera, y así consiguió, llenar el vacío de sus palabras en el anochecer.

Cuántas veces besó sus dedos, y sus manos, y se deslizó por su cuello.

Cuando lo recordaba,un halo de tristeza y placer se dejaban sentir en su cuerpo.

Cuánto hacía, que lo había perdido todo?.

Cuánto hacía,que su piel dejó de ser libre?.

Ella era pájaro al viento, nube solitaria,libertades imposibles.

Y él...,rosal en la ventana ,lumbre en su almohada,calor en su hogar.

Ella quiso subir a la montaña más alta, y atrapar el agua, y ser dueña de la vida.

Pero nada de eso le pertencía.

De nada era dueña, ni siquiera de su propio destino.

Vencida ante la realidad, se doblegó en más de una ocasión.

Y también se dejó llevar por lo superfluo, por aquéllo, que la hiciera sentir bién, aunque solo fuera un segundo.

Ya casi nada tenía importancia,solo el seguir con el menor dolor.

Había estado tantas veces en el fondo,que quería sentir un poco de sosiego.

Por eso, se dejó arrastrar a los abismos.

En ellos, solo habitaban los seres como ella.

Seres que llegaban agotados, y a los que casi nada les importaba.

Llegaban sedientos de paz, y por eso, no dañaban, ni nada les dañaba.

Almas destrozadas, que nunca conseguían llegar a la meta.

Pero ahora se sentía indiferente.

Ella que se preocupaba por casi todo, y hoy...solo pensaba en nada.

Nada más lejano que el horizonte, que la cumbre, que los atardeceres.

Por fin ha llegado la noche. Refugio de los rebeldes,de los que piensan que están vencidos, pero se resisten a la quema.

Ya nada es igual que antaño.

Algo ha cambiado.

Sin emabargo en su interior, ella sigue sintiendo el calor del sol,el reflejo de la luna, y el latir del mundo, que no es otro que su mundo,

le guste o no.

En esta noche llegará a la cumbre,aunque para ello tenga que ponerse alas.

7 comentarios

chalaquito -

Después de tantos problemas solo recuerdo 1 cosa: que después de la tormenta sale el sol.

Pero que ese sol siempre está brillando en nuestro interior.

El tema es que no lo dejamos ser.

Pero teniendo una mente clara, ese sol podrá salir y derretir la nieve de nuestros miedos y límites internos.

Bendiciones

anaktub -

Hola viajera, he dado por azar a este blog, y me siento identificada con ese escrito tan bello, triste y de mucha esperanza, por lo menos sabes que siempre debemos volar, aun con el corazon roto, la piel herida, con la sonrisa gastada o simplemente sin ganas, debemos siempre volar!!!

viajera -

Hola ziúlefran.
Gracias por tu cometario.
La paz cada uno la tiene que buscar dentro de sí mismo,pero la verdad al menos yo asó lo pienso,es que el lugar ayuda y mucho.
Cada uno busca su propio refugio,ese que nos hace sentir ser nosotros mismos,sin ataduras,sin protocolos.
Ser nosotros mismos sin coraza,desnudos.
Pero hay que elgir delante de quién nos queremos desnudar,no todo el mundo te verá con buenos ojos, y aprovecharán tus debilidades,tus miedos,para hacerte daño.
Pero en en eso consiste toda esta movida de la vida, en arriesgarse,sino se hace pagarán justos por pecadores, y nos perderemos que algunas gentes nos conozcan tal y como somos.
Es importante soñar, y volar y dejarse llevar...y si después te estrellas al menos... fué bonito mientras duró.
Un abrazo.

Ziúlefran -

wow, simplemente wooww!!!

laviajera -

Aunque un pococ tarde,pero quiero daros las gracias, por vuestros comentarios.
Un beso y un abrazo.

Sakkarah -

Seguro que han cambiado muchas cosas, pero las nuevas no han de ser peores. Faltan por llegar.

Precioso escrito. Nunca dejes de volar a la cumbre, nunca.

Un beso.

Mela -

Me alegro mucho de tu vuelta a este mundo de las letras. Se te echaba de menos.

Yo puedo prestarte un ala, de sobrevolar entiendo, y de caídas, más...

Beso, Viajera.