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La viajera

Relatos

Acércate

Acércate Acércate...
Por qué me temes?
Sabes que me tienes cuando quieras y que no me negaré a lo que me pidas.
Recogeré los frutos de la tierra para tí.
Llenaré la cama con tus flores preferidas, y quemaré incienso para que te embriagues con el olor del sur.
Me convertiré en reina o en mendiga.
Vagaré en la noche como estrella errante para buscarte, para tenerte cerca.
Haré de mi cueva un palacio con jardines y fuentes, con vidrieras y mármol.
Te rodearé de estanques, para que te refresques del calor del verano.
Y cortaré madera para hacer fuego cuando tengas frío.

Acércate...
Por qué huyes sin decirme nada?.
Sólo quiero que busquemos juntos lo que el mundo no puede darnos, lo que la vida nos niega.
A tan sólo un paso dicen que se encuentra el mar.
Y a dos la montaña.
Dejémonos llevar sin prejuicios. Sin engaños. Sin saber casi nada, y sin importarnos lo poco que sabemos.
Pasemos sobre las llamas sin quemarnos. Podemos hacerlo.
No hay porqué continuar cada día.
Nos sentaremos en aquélla roca y disfrutaremos de ese atardecer.
Los atardeceres...!, esos que están hechos para los que saben ver detrás de las nubes.

Acércate...
La noche nos une.
No tienes que sentir miedo de la oscuridad si estamos juntos.
La vida va uniendo sentimientos, pasos y palabras.
Quisiera que te olvidaras de todo lo malo.
Quisiera llenar todas tus noches con una sonrisa,con historias interminables.
Historias de montañas encantadas, donde vive un hada llena de luz.
Leyendas perdidas entre las arrugas de los viejos, que sólo ellos pueden contar.

Acércate...
No te vayas. Estamos solos. Nadie nos oye.
Hablaremos de nuestras cosas, de nuestras verdades y mentiras.
Del dolor del alma cuando está casi muerta. Y de la pena que nos va consumiendo durante este trayecto, con trágico final.

Y ahora que estamos los dos solos... siéntate cerca de mí .
Cierra los ojos y deja que te abrace.
Te contaré la historia del hada de la montaña encantada.
Dice así:

"Hace muchos años, en una pequeña aldea cerca de los montes del norte, habitaba una hermosa mujer.
Tenía una belleza especial, de esas que cuando la miras ya nunca la vuelves a olvidar.
Era una mujer enigmática, misteriosa, solitaria.
Nadie sabía cómo había llegado hasta allí, y sin embargo, hasta el más viejo del lugar la recordaba desde siempre.
Vivía sola en una casa que nadie había visitado, pero que todo el mundo conocía.
Nadie había hablado nunca con ella, pero todo el mundo sabía como era su voz.
Parecía no envejecer.
Su piel tostada, su cabello rizado y castaño, sus manos suaves, y ese andar que parecía flotar sobre la tierra.
Sí...era muy especial.

Una noche de tormenta y frío, llegó a la aldea un forastero.
Era alto y bién parecido.
Al parecer se había perdido en mitad de la noche en las montañas, y sin saber cómo había llegado hasta allí.
Empapado ,cansado y casi sin aliento, fué recogido a la entrada del pueblo por algunos vecinos ya ancianos.
Y casi a cuestas, lo llevaron a la única posada que había en el lugar.
A la mañana siguiente, cuentan los mas viejos del lugar que se encaminó hacia la casa de la bella y extraña mujer.
Y una vez la conoció ,quedó embrujado de por vida a su belleza y a su misterio.
A partir de entonces ella salía todos los días al monte.
Se levantaba al amanecer, y cogía todas las flores silvestres que se encontraba a su paso.
Después cuando llegaba a su casa, dejaba caer todas las flores como una lluvia de pétalos sobre el cuerpo desnudo de su amante.
Entonces él extendía sus brazos y la atraía hacia su cuerpo.
Yabrazándola , la llenaba de besos y acababan amándose durante largo tiempo.

Pasaron varios años sin que nada cambiase.
Eran dos amantes viviendo en un lugar sin tiempo, sin miedo y solos.
Era todo demasiado extraño, y sin embargo ,nadie se extrañaba de nada.

Hay algún escrito en el que se habla, de que era un lugar encantado, y que esa mujer era un hada que había embrujado a aquél hombre.

Pero un día la bella mujer, no salió al monte a coger las flores para su amado.
Los pocos viejos que quedaban en el lugar ,no paraban de murmurar.
Pero nadie se atrevía a ir hacía la casa de aquélla mujer, que parecía no envejecer.
Y esperaron el amanecer siguiente, y al otro.
Pero de nada sirvió.
Al tercer día ,a él lo vieron cruzar el puente que unía dos grandes montañas.
Seguramente volvería al mundo real.
A su mundo.

Pasados varios días, uno de los más viejos del lugar ,decidió acercarse acompañado de Dolores, a la casa de la extraña mujer.

Dolores también era una mujer muy especial.
Ella era la curandera de aquélla aldea perdida en el mapa.
Al parecer practicaba la brujería, pero sólo y exclusivamente para su vecinos aldeanos.

Cuando llegaron a la casa, la puerta estaba abierta. Y sin pensarlo dos veces pasaron.
Nada más entrar percibieron un dulce olor ,y una luz especial como salida del amanecer más luminoso.
Se acercaron al dormitorio y sobre la cama descansaba un pequeño papel arrugado.
Dolores lo abrió con sumo cuidado y leyó:
"Tengo que volver a la montaña verde.
Te amaré eternamente".

Ya ha pasado un centenar de años.
Y la aldea se ha convertido en un lugar muy visitado por turistas, y otros que van por la leyenda.
Hablan de un hada, y de viejos que podrian tener más de 120 años.
Cuentan que en las noches de tormenta, algún turista ha visto a un hombre a la entrada de la aldea desfallecido.
Y como minutos más tarde ,ancianos han salido a ayudarlo.
Cuando han entrado en la cafetería, comentaban lo ocurrido la noche en cuestión.
Y la señora mayor que atendía les decía:
"Lo habrá soñado, aquí ya hay poca gente mayor.
Me llamo Dolores, para servirle".

Sin embargo cuentan, que los montañeros que se pierden en las altas cumbres en invierno, nunca fallecen.
Porque en el último instante cuando creen que ha llegado su final,aparece una especie de hada pequeña y bella.
Se ha acercado a ellos ,y los ha llevado a una pequeña cueva en una montaña verde.
Les ha dado de comer y se han calentado con el fuego de una hoguera.

Es curioso.
Porque todos los que han sobrevivido a una noche de invierno en la montaña, cuentan la misma historia.
Y todos han quedado prendados, por la belleza de aquélla mujer que les ha salvado la vida".


Y ahora..., descansa amor mío.
Sueña con imposibles y con hadas que te llevarán a lugares desconcidos.
Sueña mi amor..., y despierta como si nunca hubieras sabido lo que es el dolor.
Sueña vida mía..., y mañana antes de levantarte te llenaré de pétalos de flores y nos amaremos sin tiempo, sin nada y llenos de todo.